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Hay toneladas de encantadores pueblos en la provincia de Valencia. Desde que estoy actualmente en la ciudad de Valencia, tengo la oportunidad de visitar algunas de las más grandes, como Peñíscola, que se caracteriza por sus colores blanco y azul en su impresionante casco antiguo. En este artículo, sin embargo, quiero hablarles de una ciudad de la que muchos valencianos me han hablado y que, en cierto modo, tiene algunas similitudes con Peñíscola: su nombre es Altea.
Altea es una ciudad fascinante situada en el norte de la provincia de Alicante, en el tramo de la costa mediterránea llamado Costa Blanca, muy cerca de Calpe. Sus típicas y hermosas calles empedradas y sus playas de aguas cristalinas hacen de este pueblo el lugar perfecto para escapar. Altea ha sido visitada por muchos artistas nacionales e internacionales como Eberhard Schlotter, Rafael Alberti, etc., que la han considerado un lugar muy inspirador y se han enamorado de ella, lo que le da un aire bohemio. Además, el tiempo en Altea suele ser bastante cálido y soleado durante todas las estaciones del año.
La parte más bella de Altea, además de sus excelentes playas, es su casco antiguo o centro histórico, que está lleno de casas antiguas con fachadas blancas, suelos pavimentados y calles escalonadas. También hay muchos miradores de playa y balcones llenos de geranios y jazmines que crean un entorno impresionante. El olor de las plantas y el mar hacen del casco antiguo un lugar increíble para ver y perfecto para un paseo tranquilo. Pero la joya del centro histórico es sin duda la Iglesia de la Virgen del Consuelo, una pintoresca iglesia fundamental de Altea, con dos bellas cúpulas, cubiertas de azulejos azules y blancos de cerámica esmaltada. Es absolutamente encantador de ver!
Si visita esta ciudad mediterránea, tenga en cuenta que si visita en coche, tendrá que aparcar lejos de la zona de la iglesia, ya que la zona circundante está prohibida a los vehículos, y las calles son tan estrechas y empinadas que los coches no pueden pasar.
Existen diferentes tramos de playas tradicionales con calas y zonas con acantilados que se extienden a lo largo de más de 6 km. Las playas de Altea son en su mayoría de guijarros, no de arena. Una de las cosas que más me gusta es que no suelen estar abarrotadas, y este es uno de los puntos fuertes de Altea. También se pueden practicar diferentes tipos de deportes acuáticos, ya sea en familia o con niños, como vela, snorkel, buceo o senderismo por la Sierra de Bèrnia.
Durante el día, la amplia gama de azules y blancos de Altea y su iglesia barroca con cúpulas le envolverán de bienestar, y por la noche, le encantarán sus destellos, especialmente los del puerto. Destaca su ambiente bohemio, y le recomiendo que visite sus mercados y tiendas de artesanía. Por último, sus playas, que no están superpobladas, y su clima cálido y agradable son ideales para el descanso y la desconexión!
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