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Ancona, capital de la región de las Marcas, está situada en la costa adriática de Italia y, además de su ubicación fuera de la vía férrea, tiene muchas formas de llegar a ella: barcos que llegan desde Grecia, Croacia y otras ciudades italianas, la carretera ferroviaria hacia y desde Milán acaba de ser renovada y muchas autopistas pasan por aquí. Casi no hay excusas para perderse esta ciudad, seguramente no una de las más bellas y conocidas, pero sí fascinante. Ancona es una de las pocas ciudades del centro de Italia que fue fundada por los griegos (en el sur de Italia, en cambio, muchas ciudades formaban parte de la llamada "Magna Grecia") como un puesto de avanzada de Siracusa en Sicilia. Su puerto cobra gran importancia con el paso de los años y el Arco de Trajano Romano está allí para recordárselo a los visitantes.
Si desea descubrir más sobre la rica historia de la ciudad, su primera parada debe ser el Museo della Citta, ubicado en Piazza Plebiscito. La visita es gratuita y se puede conocer mucho del pasado de Ancona, desde la época romana hasta los años sesenta. Una vez fuera de ella hay muchas opciones para continuar su visita: puede visitar el Duomo, una catedral construida en el siglo VI con una mezcla de estilo románico y bizantino, o puede visitar el Lazzaretto, un peculiar edificio de cinco lados construido en una isla artificial en el puerto de Ancona en las primeras décadas del siglo XVIII. El edificio era multifuncional: era el hogar de personas con enfermedades contagiosas, así como una fortificación para defender el puerto, un depósito de mercancías y una protección contra las olas. Ahora usted puede encontrar exposiciones y se utiliza para albergar eventos culturales.
El puerto, originalmente protegido sólo por el promontorio en forma de codo del que toma su nombre la ciudad (angkon griego, "codo"), cuenta con modernas instalaciones construidas desde la Segunda Guerra Mundial, incluyendo una refinería de petróleo. Aunque la importancia de Ancona como puerto ha disminuido, es un centro de mercado muy concurrido, con barcos que navegan entre puertos italianos y croatas en el Adriático. Probablemente, sin embargo, si quieres disfrutar de lo mejor de Ancona, tendrás que subir a la Catedral de San Ciriaco. La iglesia se supone que ocupa el sitio de un templo romano de Venus e incorpora los restos de una basílica de los siglos V y VI. Dos leones de mármol -uno agarrando a un cordero, el otro a una serpiente- sostienen su porche gótico. Usted no encontrará obras de arte inolvidable en su interior, pero definitivamente un sentido de los viejos tiempos. Es libre de entrar, y libre de admirar la vista desde la piazza exterior.
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El autor
Federico Spadoni
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