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Cuando uno quiere hacerse popular, elige ser actor, cantante, político. Hay una creencia en mi cultura de que cada uno de nosotros tiene su propia estrella que nos acompaña para toda la vida. Algo así como "está escrito en las estrellas". Por mucho que esto suene determinista, aquí hay un ejemplo inusual para probarlo. Érase una vez, a finales de los años 70, en una tierra que ahora no existe, Yugoslavia, había un hombre llamado Jovan Bulj. ¡Nunca soñó con convertirse en una estrella del pop! Sólo quería trabajar con lo que le hacía feliz. Esto lo hizo brillar como una estrella. Ser un oficial de policía de tráfico, no da mucho espacio para ganar popularidad. Para convertirse en una estrella del pop fuera de esta profesión, tenía que estar escrito en las estrellas, ¿no crees?
Jovan era popular como "el bailarín de ballet" de Belgrado y sobre todo estaba regulando las calles de Slavija, la plaza de la República, Zeleni Venac... Una vez que lo invitaron a ser un puntal invitado en Londres, así de bueno era. Él, con sus gráciles movimientos, hizo una actuación de algo que llamaríamos "simplemente mostrar direcciones". La gente de Londres lo comparó con Elvis Presley, una energía entretenida que no todos tienen.
La gente hablaba de que había recibido cierta educación como bailarín de ballet en el Teatro Nacional de Belgrado, y que, por lo tanto, tenía movimientos tan elegantes, pero dijo que sólo se dedicaba activamente a los deportes: el fútbol y el balonmano. Era un invitado habitual en la recepción del Ayuntamiento, incluso invitado por Josip Broz Tito.
Después de la caída de Yugoslavia, se retiró y fue completamente olvidado por el Estado. La gente, aún así, recuerda cómo esta estrella vestida de blanco estaba mostrando dedicación a una profesión simple, haciendo de ella una obra de arte.
Desde el año pasado, en Belgrado, el uniforme de los policías de tráfico vuelve a ser blanco. Dicen "policía blanca para una ciudad blanca" (Beograd significa Blanco -beo, grado Ciudad). Este movimiento de las autoridades locales para poner de nuevo los viejos uniformes es aceptado con saludos del público y muchos de ellos ya están tomando selfies con el puntal alrededor. ¿Mucho espejo negro?
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El autor
Zlata Golaboska
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