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Si se encuentra en la encantadora ciudad de Cremona en Lombardía, Italia, un punto de referencia que no puede perderse es la Catedral de Cremona, también conocida como Duomo di Cremona o Cattedrale di Santa Maria Assunta. Esta catedral católica romana no es sólo un lugar de culto sino también un testimonio de la rica historia y el brillo arquitectónico de la región.
La Catedral de Cremona, dedicada a la Asunción de la Santísima Virgen María, tiene una historia que se remonta al siglo XII. La construcción de la catedral comenzó en 1107, pero debido a un terremoto en 1117, las obras fueron paralizadas y dañadas. Sin embargo, el resistente pueblo cremonese reanudó la construcción en 1129, y el edificio probablemente se completó entre 1160 y 1170.
La Catedral de Cremona muestra una cautivadora combinación de estilos arquitectónicos, que incluyen elementos románicos, góticos, renacentistas y barrocos. Su fachada principal, junto con el baptisterio contiguo, está considerada una de las muestras de arte románico más importantes de Europa.
Al acercarte a la catedral, serás recibido por un impresionante pórtico con un nártex en el medio. Este nártex presenta una logia renacentista con tres nichos, añadidos en 1491, y un magnífico rosetón. El portal, que se cree que data de principios del siglo XII, está adornado con figuras de los Cuatro Profetas Mayores, cada uno de los cuales sostiene un rollo con sus profecías.
Una de las características más emblemáticas de la Catedral de Cremona es su campanario, conocido como Torrazzo. Esta torre no es sólo un símbolo de la ciudad, sino también la torre premoderna más alta de Italia. Situado a una impresionante altura de 112,7 metros (369 pies), el Torrazzo ofrece impresionantes vistas panorámicas de Cremona y sus alrededores.
Dentro de la Catedral de Cremona, descubrirás un tesoro escondido de maravillas culturales y artísticas. La catedral alberga hermosos frescos que representan las historias de Abraham, Isaac, Jacob y José, que datan de finales del siglo XIV y principios del XV. Estos frescos adornan las bóvedas de los cruceros sur y norte.
Otro punto destacado es la urna de los santos Marcelino y Pedro, esculpida por Benedetto Briosco entre 1506 y 1513. También son dignos de mención el coro de madera, con intrincadas incrustaciones de Platina, y la gran cruz del altar en plata y oro de Ambrogio Pozzi y Agostino Sacchi. admirativo.
Para apreciar plenamente la grandeza de la Catedral de Cremona, se recomienda visitarla durante el día. La luz natural que entra a través de las vidrieras crea un ambiente fascinante dentro de la catedral. Además, si te sientes aventurero, considera escalar el Torrazzo para disfrutar de una vista panorámica de la ciudad.
La Catedral de Cremona es una verdadera joya en el corazón de Cremona, Italia. Su rica historia, maravillas arquitectónicas y tesoros culturales lo convierten en un destino de visita obligada tanto para viajeros como para entusiastas de la arquitectura. Así que asegúrese de agregar esta magnífica catedral a su itinerario cuando explore la hermosa ciudad de Cremona.
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