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Cuando usted conduce a lo largo de las carreteras rurales en Estados Unidos, cada pocos kilómetros, se encuentra con estos pequeños puestos de venta de excedentes de cultivos y productos de las granjas locales.
Prácticamente todo lo que se puede comprar en estos quioscos es de cultivo casero, local y estacional, y ha sido cultivado, elaborado y atendido con cuidado.
Las verduras tienen el sabor de la tierra en la que fueron cultivadas. Las yemas de huevo son tan ricas en color como la vida de las gallinas que las pusieron. Y la fruta es tan naturalmente dulce que se olvida que el helado ha existido.
Estos puestos no cobran mucho por sus productos; por lo general sólo lo suficiente para cubrir sus costos y ganar un poco más por separado. Los clientes se van contentos, las bolsas llenas de recompensas recién cultivadas y los cultivadores se van contentos, dinero extra en sus bolsillos y sin desperdicios inútiles.
Todos ganan.
Y esa es la idea y el ethos detrás de FARMSTAND.
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