Santuário da Peninha

La ubicación de este santuario barroco ya había sido utilizada para una pequeña capilla que sufrió varias reconstrucciones, pero no fue hasta finales del siglo XVII cuando se construyó el templo que hoy vemos. Se trata sobre todo de la obra de un hombre soltero que, por devoción y amor al lugar, lo crió para la Virgen de Peninha. En su interior todavía se puede ver una inscripción tumular que lo recuerda. La capilla está bellamente adornada con mosaicos del siglo XVIII, esculturas y tallas de piedra e inscripciones de peregrinos. Compartiendo su lugar y envolviéndolo, hay un palacio inacabado, que data de la década de 1920. Las notables casas amarillas de abajo fueron construidas para alojar a los guardianes de la capilla y a los peregrinos, mientras que la casa medieval, no tan lejana, data de los visigodos, y era también un lugar de culto. A 488 metros, los vientos suelen ser fuertes, pero el lugar ofrece un panorama maravilloso de toda la región, desde Lisboa hasta Ericeira, que no hay que perderse.