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Portofranco domina el lago iso desde el lado montañoso de su costa este. Es la casa de Daniele, que nació y se crió en Ravena, donde la llanura inmensa del mar y la llanura le hizo soñar con un mundo diferente, movido, recogido, como adulto, que encontró aquí, entre este abrazo de montañas alrededor de la perla del lago.
Como en el alma de Daniele, también en Portofranco, la morada amorosamente cuidada por él, coexiste la dimensión de la inmensidad y la del refugio acogedor. Portofranco es una casa tranquila entre las casas de un pueblo tranquilo y se puede vivir una agradable y precisa relajación en casa, gracias a la gran sala de estar y a los dos jardines con porche, orientados, uno, hacia el sol de la mañana y el otro, hacia la puesta de sol. Pero aquí también se respira la inmensidad, porque Daniele es un trotamundos y Portofranco es testigo de países lejanos y civilizaciones legendarias. Por ejemplo, las dos habitaciones del primer piso que se ponen a disposición de los huéspedes se llaman "pavo real" y "garza" debido a la presencia de dos grandes pinturas procedentes de viajes a las brillantes islas indonesias.
Daniele, ahora jubilado, ha sido un chef muy apreciado: en las playas de la Romaña, en dos prestigiosos restaurantes de Brescia y en el Lago de Iseo. También en este sentido, la inmensidad de la experiencia y de las relaciones profesionales se combina con la familiaridad del rasgo y el gusto por la cocina casera, que Daniele ha heredado del espíritu original de Romagna. Una vastedad y una familiaridad, estas, que los huéspedes apreciarán en los desayunos para ellos destinados a Portofranco.
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