Museo Fábrica de Artillería de La Cavada

Seis años después de la puesta en marcha de los dos altos hornos de Liérganes erigidos por D. Juan Curcio, el primero de la península, su sucesor, D. Jorge de Bande, construyó una gran fábrica en La Cavada, que multiplicó por seis la superficie de los Liérganes existentes y que incluye dos altos hornos que en aquel momento son los más grandes del mundo.

A partir de ese momento, La Cavada se convierte en el centro técnico y administrativo de un conjunto de instalaciones que, con el tiempo, incluirá el tobogán de Lunada, las fábricas de Liérganes, La Cavada y Valdelazón, el muelle y almacén de Tijero, las minas de Vizmaya y Somorrostro, la fábrica de ancla de Marrón y la inmensa oferta de montaña.

El potencial económico, la creciente necesidad de artillería de hierro, los excelentes técnicos procedentes de Flandes y los conocimientos de Bande, Neuveforge y Ferrufino, traen consigo el hecho de que España, la última potencia en incorporarse a esta tecnología, esté a la cabeza de la misma después de una década.

En el siglo XVIII, La Cavada cuenta con seis altos hornos (dos en Liérganes), cuatro hornos de reverberación, cinco cañoneras y un sinfín de pequeñas instalaciones.