Casa Rural Acebuche

En el pequeño pueblo de Casas del Monte, situado en el Valle del Ambroz, en la provincia de Cáceres (Extremadura, España), famoso por sus exquisitas fresas y cerezas, las Casas Rurales Acebuche se encuentran en un lugar de extraordinaria sencillez natural, Media falda de la Sierra de Traslasierra (a 750m de altitud) en el norte de Extremadura, concretamente en la zona denominada "Extremadura".

Un lugar tranquilo y apacible, rodeado de una exuberante vegetación de árboles autóctonos: alisos, castaños, robles y pinos entre otros.

Junto a la amplia garganta, el murmullo ininterrumpido del agua chocando contra las rocas provoca las evocaciones soñadoras del viajero que pueden comenzar con la visita a los restos arqueológicos romanos junto a la Vía de la Plata (o Ruta de la Plata).

Con numerosos senderos tradicionales que atraviesan todo el término para explorarlos en tranquilos paseos o en bicicleta. Y si te atraen más las emociones, tienes pistas de parapente en la cima de la montaña a una altitud de 1490 metros. Sin duda, es un destino de ensueño para el turismo rural.

Con maravillosas puestas de sol donde se puede ver todo el valle de Ambroz vislumbrando a lo lejos el pequeño pueblo de Granadilla (ciudad amurallada inundada por el pantano de Gabriel y Galán, hoy convertido en escuela taller) antesala de las tierras de Jurdanas.

Siguiendo la antigua calzada de la plata y tras atravesar el arco romano de Cáparra, en dirección sur, podemos visitar la ciudad medieval y señorial de Plasencia, centro neurálgico de toda la zona, que abre paso a dos valles, el valle del cerezo por excelencia, el valle del Jerte y el de la comarca imperial de la Vera, y por supuesto, la joya de la vegetación y la fauna mediterránea que es el parque de Monfragüe donde disfrutaremos del eterno vuelo de águilas y buitres.

Por otro lado, Hervás, con uno de los barrios judíos más importantes de España y un poco más al norte, en tierras castellano-leonesas, el textil béjar, junto con Candelario, de arquitectura popular perfectamente conservada, bajo la protección de la estación de esquí de La Covatilla, donde se puede disfrutar de deportes de invierno, todo ello a menos de treinta minutos por la Ruta de la Plata (o Vía de la Plata).