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A medida que se acercan los meses más cálidos, todo el mundo siente la necesidad de pasar más tiempo en la naturaleza y visitar tantos lugares nuevos e intrigantes como sea posible. En los meses que van de abril a octubre, Bélgica es extremadamente pintoresca y colorida. Los árboles y las flores están en flor, huele por todas partes a hierba recién cortada, y cada pradera le invita a hacer un picnic improvisado. Una región tan romántico-poética resulta ser el municipio de Villers-la-Ville y su mayor orgullo, la espléndida Abadía de Villes, un sorbo de romanticismo en el corazón de Valonia.
Villers-la-Ville
El municipio de Villers-la-Ville se encuentra en el centro de la provincia belga del Brabante Valón. No muy lejos de Waterloo, el pequeño pueblo y sus alrededores ofrecen multitud de rutas de senderismo y ciclismo o posibilidades de paseos a caballo. También es el lugar más recomendado en Bélgica para jugar al golf o volar en globo. Es un rincón perfecto para largos paseos amorosos en la naturaleza o para escapar de la agitada vida cotidiana. Prepara tus mochilas, ponte tus zapatos de montaña y explora el bosque verde.
Villers Abbaye - una verdadera joya escondida
La Abadía de Villers es un lugar maravilloso para visitar y entrar en contacto con la historia de Bélgica. Esta hermosa abadía y sus terrenos son mucho más grandes e impresionantes de lo que se puede suponer por las fotos. Es un lugar asombroso con una energía especial, igualmente magnífico en todas las estaciones del año y con mucha vida silvestre. Este entorno es perfecto para los conciertos sinfónicos y los espectáculos de luces, que se organizan a menudo aquí. No es de extrañar que el rodaje de una de las temporadas de "Sense8" tuviera lugar aquí. En este lugar mágico y sagrado, todo el mundo encontrará algo único que conservar y llevarse a casa.
Villers Abbey, Villers-la-Ville
Rue de l'Abbaye 55, 1495 Villers-la-Ville, BelgiumQué historia
La abadía de Villers fue fundada en 1146 en un terreno de 36 hectáreas por 12 monjes cistercienses y 3 hermanos laicos de Claraval. Posteriormente, fue abandonada en 1796. La abadía está considerada como uno de los testimonios más prestigiosos de la vida de los monjes de la Orden del Císter. Sus 850 años de historia, ascensos y descensos, han dado como resultado un lugar único, impresionante incluso para los visitantes más exigentes.
La abadía se construyó exclusivamente con materiales de la zona: madera y piedra. Sólo se contrató a artesanos locales para el trabajo. La idea era ahorrar dinero y tiempo. Incluso el vidriero aceptó crear las singulares vidrieras de forma gratuita.
El periodo comprendido entre los siglos XII y XIII fue la "edad de oro" de la abadía. Fundada en un terreno donado por el conde de Marbais, la construcción del edificio finalizó a finales del siglo XIII, mientras los monjes se esforzaban por influir en la población y difundir la palabra de Dios. Pero más tarde, a lo largo de los años, la abadía de Villers fue testigo de batallas, conflictos internos, falta de fondos, quiebras, incendios y ruinas. Abandonada a la arbitrariedad del destino y a la misericordia de la naturaleza, la abadía se desmoronó irremediablemente. Es una pena que nadie se haya ocupado durante tanto tiempo de este lugar espiritual, última morada de los restos mortales de muchos grandes de la historia, como Enrique II, duque de Brabante o Sofía de Turingia. Y cuando por fin se encontraron fondos, todo lo que quedaba de la abadía eran ruinas cubiertas de grafitis por visitantes sin escrúpulos.
Hoy en día, la Abadía de Villers vive otra "edad de oro". En la actualidad, atrae a más de 40.000 visitantes al año y recauda más de 100.000 euros mediante eventos y colaboraciones. La exposición permanente del célebre escultor belga Jean-Michel Folon es otro de los motivos principales de los numerosos visitantes. Sus originales esculturas de bronce están repartidas por lugares clave del dominio y son una inspiración para muchos fotógrafos profesionales y no profesionales, artistas e influencers.
La espléndida abadía de Villers y sus alrededores son un lugar maravilloso para pasear, a un paso de Bruselas. Es un sorbo de romanticismo con un toque de historia en el corazón de Valonia. Todo el mundo se merece una experiencia inolvidable, un salto atrás en el tiempo y una pizca de enriquecimiento espiritual ahí fuera, en la inmensidad de la naturaleza.
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El autor
Desislava Krsteva
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